A los caballos del Vino
Para Isa Guerrero
Más de trescientos días esperando la mañana,
Horas entregadas a los colores y las hadas,
La sangre recorre a toda prisa riberas y posadas.
Se va la madrugada, llega la mañana, retorna la esperanza,
Mantos llenos de historias encontradas comienzan su andanza,
Sentimientos a raudales acompañan a Ángeles envueltos en la magia,
Va llegando la hora, van subiendo el calor y la nostalgia.
Cabalgan de nuevo la sangre el sudor y las lágrimas,
Los gritos se abren paso entre cien mil almas,
Y de pronto, el tiempo se para.
Ya se va apagando el día, empieza a volver la madrugada,
Para regalarle de nuevo horas a los colores y las hadas,
Volver a reventar brazos y piernas ensangrentadas,
Y al final, pasear de nuevo, junto a la gran amada.
Miguel Hernández Valverde.
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